viernes, 10 de junio de 2011

Precipicio de Impresiones


Drena sus ojos y siente que vuela sin el peso de las caricias del amante perdido, un desconocido. Solo se dejó llevar y ahora no sabe dónde ir ni cómo hacer que la vida siga su curso en el corazón parado. Ahora sabe lo que siente cuando el agua te quema el cuerpo, ahora sabe que estar cinco horas dando vueltas en la ducha no puede ser sano.

Pero piensa que se lo merece.

Sigue con la vista una gota que parece lila con los reflejos de la luz, que resbala por su rodilla y la lleva a lugares explorados hace poco. Porque sabe que la música la guía en su camino, o solo es la locura que le hace delirar.

¿Cómo puede coger la cuchilla y sentir que es el comienzo cuando se atraviesa la piel? Ve cómo se desgarra sangrando una parte de sí misma y la mueca que refleja no es su rostro.

No puede serlo.

Tan sola, tan acabada sin poder decir nada, arruinada. Avergonzada de sí misma, de lo tonta que fue. Que la hoja no corte bien.

Se araña los muslos del dolor y clama piedad a sí misma, al viento que se lleva su alma y cae al vacío. Acuclillada ve cómo los segundos pasan junto a ella y el cansancio.

Tal vez ese barranco si sea capaz de escalarlo.

Garmendia                                        06/06/2011

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