La cena se enfriaba en la mesa y ella no llegaba... Todas las noches oigo la llave entrar en la cerradura a las 22:00 en punto.
Hoy no fue así.
Ahora había pasado más de una hora de su llegada habitual y nada, ni siquiera una llamada telefónica. Empiezo a sospechar que algo inevitable ha ocurrido y los nervios no disimulan su actividad.
Decido contactar con ella en vez de esperar su llamada y marco su número en la pantalla del móvil. Al tercer timbre escucho como descuelgan el teléfono y una voz desconocida me dice que me siente...
Ella ya no está conmigo.
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